
Es lamentable, pero cada vez más común: padres que evitan sus responsabilidades renunciando a trabajos registrados o no declarando sus ingresos para no pagar la cuota alimentaria de sus hijos. ¿Qué hacer cuando el padre de tu hijo trabaja en negro y evade su obligación de mantener a su hijo? ¡No te preocupes! Hay formas de demostrar sus ingresos y lograr que el juzgado ajuste la cuota alimentaria al nivel de vida real que lleva.
Cómo demostrar los ingresos de un padre que trabaja en negro
Aunque no haya un recibo de sueldo formal, existen otros medios para probar los ingresos del padre. Los tribunales de familia aceptan diversas pruebas que pueden pintar un panorama claro sobre su capacidad económica, como:
Nivel de gastos: Se puede mostrar el tipo de vida que lleva el padre, los bienes que posee y los lugares que frecuenta.
Ropa y bienes de lujo: Si el padre lleva ropa o accesorios caros, es un indicio de que sus ingresos no corresponden a una persona insolvente.
Tarjetas de crédito y gastos bancarios: Los movimientos en sus cuentas bancarias o el uso de tarjetas de crédito son pruebas fuertes de su poder adquisitivo.
Gastos en vehículos, propiedades o vacaciones: Estos elementos permiten al juzgado formar una idea sobre los ingresos no declarados del padre.
En base a este tipo de pruebas, el tribunal podrá establecer una cuota alimentaria acorde al nivel de vida e ingresos reales del padre, ajustando el monto que debe pagar para el bienestar de su hijo.
¿Y si el padre no paga? La cuota alimentaria también puede recaer en los abuelos
Si el padre sigue sin cumplir con su obligación alimentaria, la ley también permite recurrir a los abuelos paternos. Así es, los abuelos tienen la responsabilidad subsidiaria de colaborar en el sostenimiento económico del menor si el padre se muestra evasivo o insolvente. Este es un recurso legal que muchas personas desconocen, pero que puede marcar la diferencia en la vida de un niño que necesita esos recursos para su bienestar.
Los abuelos deberán asumir el pago de la cuota hasta que se regularice la situación, asegurando que el niño no se vea perjudicado económicamente por la irresponsabilidad del padre.